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AGUA QUE HAS DE BEBER…. ¡HAY QUE PROTEGUER¡

Por. AROLDO EGOAVIL TRIGOS

Publicado: 2017-08-30

La sabiduría de los antiguos peruanos y americanos, nos sorprende sobre manera por haber considerado la valía del agua en sus diferentes manifestaciones. Fueron ellos que elevaron esta importancia hasta los altares de sus divinidades, fueron ellos que respetaron el poderío físico que ofrecía, por ello lo respetaron, cuidaron su utilización racional, amaron su origen misterioso, y desde luego crearon en su honor leyendas, cuentos y diferentes manifestaciones culturales, como fiestas, canciones, poemas y buena música. 

Debemos advertir a todos los seres humanos que recorren estas tierras, este valle y todos los valles del planeta, poner especial atención a su cuidado; especialmente llamamos a las autoridades pertinentes, comprometidos con el medio ambiente, la administración del agua, las empresas prestadoras de servicios, aprovechando este líquido, persuadirles y despertar su atención preferente, reflexionar y revisar nuestros conocimientos, nuestra legislación, acerca de esta joya hídrica que, nos pertenece y buscar los medios de cómo involucrarnos en su defensa y cuidado permanente, por ser la fuente vital, por constituir en un 70 % de nuestro organismo, componente esencial de la vida, hay que tomar conciencia del valor universal, nacional y local, que encierra este tesoro natural, que no permitamos que se contamine, se modifique o desaparezca su constante fluir, por la irresponsable actitud de nosotros mismos.

Ahora que vemos tanta destrucción en la costa peruana, inundaciones, huaycos, seguida de sequías en otros lugares, es momento oportuno de analizar y evaluar nuestra responsabilidad en tamaña destrucción, por nuestra porfiada irresponsabilidad, por no haber respetado el camino normal de los ríos, por haber construido en el lecho o en las riveras sin respetar algunas disposiciones legales de respeto a las franjas marginales, sin tener conciencia y cultura sobre los problemas que pudieran suceder.

Telúricos movimientos en las eras pasadas, gestaba el nacimiento de un río, se elevó el lodo sub marino metro a metro, hasta la cima que hoy conocemos, esa pirámide blanca y glacial, mudo para los profanos de hoy, elocuente y locuaz en el pasado, comunicador de muchos sortilegios humanos; así se formó los ondulantes lomos de la cordillera de los andes; ya en las alturas se resquebrajaron, se derrumbó hecho añicos, formando este paisaje caprichoso, con profundas quebradas, planicies y colinas, formando un paisaje inusitado, con arrugas y precipicios por doquier. Pasaron largos milenios para que el barro se seque, se petrifique en sólidas rocas, que hoy contemplamos llenos de preguntas; de tanto elevarse se alejó del calor materno, congelado hoy, suda frío, y de ese sudor, gota a gota, se van depositando en las hondonadas, hasta formar lagunas y ríos.

Es preciso buscar, descubrir y desarrollar muchas formas de preservar y aumentar su volumen en cada cuenca, en cada quebrada, en los nacientes de los manantiales, en los embalses de las lagunas, prestar sumo cuidado en no contaminarlos para el futuro; utilicemos racionalmente cada gota; de esto dependerá la sanidad y la permanencia de la humanidad desarrollándose evolutivamente.

Los antiguos habitantes de esta parte de la tierra, también sufrieron grandes calamidades por efecto del poderío del agua, es por eso que los emplazamientos de sus viviendas estuvieron ubicadas en los promontorios, en las colinas y espacios de mucha seguridad, de pisos sólidos y casi nunca en las quebradas, los llanos o lugares por donde veían correr los ríos o podrían ser afectados en caso de avalanchas y desbordes; este respeto se fue olvidando desde la llegada de los intrusos españoles que, buscaron lo más fácil, lo más cercano a las riquezas naturales para satisfacer su permanencia y también por aglutinar a los habitantes y poderlos obligar a escuchar sus sermones e imponer una religión incomprensible, así fueron instruyendo que los desastres se originaban por castigos del Dios cristiano y no por efecto natural del constante cambio climático de la naturaleza. Mientras que los nativos sabían y tenían como divinidades supremas a los hombres que eran sus guías, convertidos en monumentos montañosos, y fueron ellos más realistas y razonaban con sapiente claridad el respeto que deberíamos tener a la naturaleza.

La divinidad principal que tenían fue Wiracocha, los habitantes del antiguo Perú les tuvieron mucha consideración, por considerarlos hombres superiores, benefactores, le ofrecieron toda clase de atenciones y respeto supremo; pero no como narran los cronistas y algunos escritores, que están formados por una idea religiosa europea, cristiana, y medioeval; porque el concepto de Dios, religión, santos, milagros y castigos divinos, no existían en estos pueblos, ellos tenían otra forma de razonar y filosofar, sabían distinguir a los hombres superiores y les tenían mucha consideración pero no llegaban a considerarlos con conceptos demasiado idealizados y subjetivos.

A medida que se afianzaba el poderío y la superioridad de estos personajes, fueron vinculándolos con los fenómenos benefactores de la naturaleza, especialmente a estos Wiracochas y posteriormente a los Huacas que los secundaron, los llamaron los controladores del agua, elemento fundamental para la producción agrícola. Los Wiracochas por haber salido del mar, fueron considerados hijos de agua; de igual forma a sus reemplazantes les crearon monumentos naturales que representaba al líquido vital, el agua, en sus diferentes manifestaciones físicas: ríos, lagos, lagunas, manantiales, nubes y el nevado. A los primeros los tomaron como sus Pacarinas, es decir el origen y razón de su existencia, de su permanencia en ese lugar; entonces las Pacarinas vienen a ser lugares muy importantes que beneficiaron desde un principio el desarrollo de las familias, gracias a las bondades que ofrecían con el permanente fluir del líquido vital. El agua, un claro ejemplo ocurrido en el valle del Mantaro, podemos citar la llegada de los Wuaris que eligen un lugar especial, lugar próximo a muchas pequeñas agrupaciones poblacionales y establecen como lugar sagrado a la naciente de un manantial de aguas subterráneas y lo convierten en la Pacarina de los Huancas, lugar de gran importancia por proporcionar el líquido vital de gran pureza, contribuyendo así con el bienestar y desarrollo de los hombres; al convertirlo en lugar de veneración, lo relacionan con su gran divinidad Wiracocha.

A los nevados también lo consideraron como entes sagrados, por ser el guardián y depositario de la reserva hídrica; las nubes como vehículos transportadores que guiados por el rayo llegaban hasta estas cumbres; los cerros, concentradores y abastecedores permanente de las cuencas hidrográficas; que hasta hoy no se toman en cuenta estas características, que deben ser aprendidos con estudios serios que pueda ofrecernos agua en cantidades. Son los cerros los que almacenan como una esponja invisible metros cúbicos incalculables de agua, recibidos durante las temporadas de lluvias, que se van filtrando gota a gota hacia el interior de la tierra, bastaría con realizar unas perforaciones desde sus flancos para extraer ese líquido que tanto necesitamos; entonces para la sociedad prehispánica, existían dos entes supremos para su existencia: la “Mama Pacha” o sea la tierra y el agua que fecundaba y hacía posible el proceso de germinación y desarrollo de las plantas y el sustento líquido para saciar la sed de los seres de la fauna y la flora, con ello la producción de sus alimentos estaban asegurado.

Cuando leemos los “Manuscritos de Huarochirí”, sabemos que, tanto Huallallo Carhuincho como Pariacaca, fueron representados por los nevados, llamado hoy como Pariacaca y Huaytapallana; así se sustenta el agradecimiento a estos benefactores, convertidos en nevados, que existen regados en todo el territorio Tahuantinsuyano como: Vilcanota, Salcantay, Pito Siray, Coropuna, Pariacaca, Huaytapallana, Huascarán y tantos otros considerados como Huacas principales.

La cultura actual sobre el agua en el valle del Mantaro y gran parte de las poblaciones del Perú, llegan a niveles muy bajos y desastrosos, mientras un sector reducido luchan por cuidar el agua, a la gran mayoría no les importa en lo mínimo el uso cuidadoso de este líquido; las autoridades y entes gubernamentales regionales y locales pregonan cuidar pero su accionar es todo lo contrario; siempre están buscando sólo el lucro con la venta irracional del agua; desde hace pocos años aquí en la ciudad de Huancayo se incrementó abrumadoramente los lavaderos de carros, usando el agua “potable” según ellos, con la única conveniencia de cobrar un elevado precio, desatendiendo las necesidades del pueblo, mientras que estos centros de lavado se surten de agua durante todo el día, a los domicilios, a la ciudadanía se les restringe racionando, brindando sólo cuatro horas, pero se cobran tarifas no estudiadas técnicamente; entonces las personas que pagan el consumo de agua en forma promediada no les interesa cuidar en absoluto, muchas veces se han constatado que, abren el caño si es posible todo el tiempo, porque no tienen conciencia de que otros los pueden necesitar, porque al fin van a pagar igual monto; lo más vergonzoso es que, estas autoridades no controlan en nada estas formas de atentados a la salud y el bienestar, están más interesados en cuánto van a recibir en dinero para su despilfarro, no construyen más reservorios, no cambian las tuberías de distribución, no se preocupan por mejorar las captaciones, si es posible traer de largas distancias mediante tuberías, hacen ver gastos millonarios en elaboración de planos de distribución que en cada administración los vuelven a licitar pero no se ven concluidos, es por eso que ahora que estamos en tiempo de abundante lluvia se siguen racionando el líquido, algo irónico y perverso, porque no se explica cómo es posible que habiendo tanta cantidad de agua que se va al río Mantaro, no tengamos suficiente agua para el consumo humano; esto demuestra la incapacidad y mediocridad de los funcionarios respectivos, de esos burócratas que llenan las oficinas de Sedam Huancayo, completamente falto de interés y empeño en buscar saciar las necesidades de agua en la ciudad.

Es preciso la urgente difusión de la cultura del agua en los centros de enseñanza a los niños y jóvenes, en escuelas, colegios y universidades, para llenarles en el entendimiento los buenos hábitos y que tomen conciencia de lo valioso y necesario que es tener agua y así prevenirles y educarles en la importancia y valía y que todos debemos cuidar, todos debemos estar interesados en culturizarnos y propalar su importancia.


Escrito por

Jhonatan Salazar Fernández

Sociólogo de profesión


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